El corazón devorado

Leo sobre la leyenda de la amante que devora el corazón de su enamorado, la Beatriz caníbal de este terrorífico poema, A ciascu’n alma presa e gentil cuore, cuyos versos pasan de la inocente alegría del amor a la figura femenina que consume, ingiere, desnuda de carne al ser amado, literalmente lo deja en los huesos.

 E d’esto core ardendo / lei paventosa umilmente pascea

Isabel de Riquer cita el soneto en su estudio El corazón devorado, sobre esta fábula medieval de traición y erotismo. Fascinante, abyecto: comerse el corazón del otro, crudo o preparado, venganza disfrazada de manjar por el marido engañado. Tragar la carne, consumirla y hacerse uno, fundirse con el otro. Involuntario el exceso antropófago, claro: las amantes que descubren el horrible banquete terminan matándose o dejándose morir de hambre (tras el pecado doblemente carnal, el vacío como medida reparadora). Con todo, el símbolo poético es perfecto, de una belleza espléndida.

Devorar, arrancar, morder, consumir. Poesía de la carne.

Claudia Casanova