«La perla negra», en librerías

Hace unos días leía un artículo sobre unos investigadores del Smithsonian que están intentando desentrañar y categorizar aromas de antaño, y en concreto el de los libros antiguos. Me llamó la atención porque su proyecto utiliza técnicas modernas, y en una de las pruebas pidieron a un grupo de voluntarios que describiera el olor que habían procesado, y estos evocaban las palabras «madera», «tierra», «café» y «chocolate» para expresar las sensaciones que despertaban en ellos los libros. Palabras positivas, sabores deliciosos.

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Eso mismo sentí yo cuando ayer me llegaron los ejemplares impresos de La perla negra, mi tercera novela. Las noches escribiendo contrarreloj, las reescrituras, las correcciones, el dejar reposar el manuscrito para retomarlo unos días después, con la cabeza más clara, el cansancio y sí, a veces, las dudas: todo vale la pena cuando llega el momento de tocar, tener entre tus manos las palabras con las que has convivido durante meses, y en este caso casi dos años. La perla negra es una realidad, un objeto precioso y tengo ganas de que podáis verlo. Ya os he contado algunos de sus secretos, y en Instagram he colgado un vídeo (al revés, claro) de su interior. Pero hay que verlo en directo: es una belleza de edición, una portada espléndida y espero que disfrutéis de la historia de la venganza de Isabeau de Fuòc. No tardará mucho en llegar a las librerías: a partir de la semana que viene podéis encargarlo a vuestro librero de confianza, y tengo muchas ganas de saber si os ha gustado la primera aventura de la cofradía de los ladrones.

¡Feliz Sant Jordi a todo el mundo! 🙂